
Del 1 al 12 de diciembre (mejor conocido como docenario), Puerto Vallarta se transforma para revivir una tradición y devoción que año con año se convierte en toda una gran fiesta en la que propios y extraños contribuyen para venerar con amor a la Virgen de Guadalupe. La vialidad de las principales calles de la ciudad (Juárez, Morelos y Díaz Ordaz) se ven paralizadas sin paso al tráfico vehicular para llevar con éxito el transcurso de cada peregrinación en la que los feligreses, ya sean niños o adultos, aprovechan para lucir toda clase de atuendos típicos mexicanos para representar a los “inditos”.
Tampoco pueden faltar las danzas prehispánicas, la música de mariachi o banda que alegremente y con sentimiento entona alabanzas marianas, así como un carro alegórico que artísticamente representa las apariciones de la Virgen a Juan Diego como un manifiesto del fervor de la fe de los peregrinos, lo cual se ha convertido ya en parte del patrimonio cultural regional por ser una de las celebraciones mayores en la localidad. A lo largo de los años se han ido organizando de la mejor manera posible e incluso incrementándose, en las que son partícipes un gran número de familias, restaurantes, hoteles e instituciones de la ciudad.
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